jueves, 10 de diciembre de 2015

Fénix

Espero que estés bien. Espero que hayas encontrado la calma, las respuestas, las salidas. Espero que hayas conseguido dormir y que hayas dejado los cafés a las dos de la mañana. Espero que el olvido aun no haya llamado a tu puerta, que tú no te hayas lanzado al abismo de la desesperación y que la tristeza no tenga intención de quedarse a vivir. Espero, de todo corazón, que pronto ni recuerdes cómo era una despedida. Espero que puedas mirar otros ojos y sentir ilusión, que ni te suenen los lugares en los que nos sentamos, que no recuerdes si me gusta el frío o el calor.

Espero que te sepan igual los cafés, que cuando trasnoches sea sin motivo y que no pierdas ningún bus. Espero que la dársena en la que te dejé parezca siempre perfecta para sentarse, que miércoles no signifique nada para ti. Espero, y sé que con esto me desesperaré, que no olvides nunca la última canción que compartimos y que unos ojos verdes nunca más signifiquen algo para ti.

Espero que no vuelvas a hundirte en un océano, que nunca necesites alcohol para hablar, que 24 horas te parezcan mucho tiempo para pasar con una sola persona. Espero que tu realidad supere a cualquier ficción, sueño o intento de felicidad y que puedas utilizar el mecanismo que provoca en tu cerebro que olvides a alguien con solo desearlo. Espero y esperaré siempre que ese mecanismo tenga opción de retroceso o que al menos el olvido no exija rencor. Espero que nos encontremos, que si lo hacemos sepa si saludarte y que si no te saludo, sepas que estaré deseándolo.


Espero que escuches mis canciones y que, tras haberte quemado en el fuego que sentías, hayas renacido de entre tus cenizas. 

5 comentarios:

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  2. No esperes de un pájaro libre.
    Si quieres a ese tal Fénix encarcélalo en una jaula o corre, corre muy rápido, sal a correr y no dejes de hacerlo, y cuando llegues al precipicio que tanto te asusta: VUELA

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